No debió quedar así 3 Román González Srisaket Sor Rungvisai, 2017.
No debió quedar así 3
Román González Srisaket Sor Rungvisai, 2017.
Luis Ramón Molina.
Venezuela.
Luego de capturar su cuarto título del
mundo en igual número de categorías el 10 de septiembre del 2016 contra el
mejicano Carlos el “Príncipe” Cuadras,
Román González iba a vivir un año 2017
para el olvido, ya que de ser considerado el número 1 libra por libra
del mundo, iba a convertirse en un
objeto de duras críticas, que de manera injusta todos los que lo exaltaron unos
meses antes realizarían para ese instante.
El haber obtenido este título como luchador invicto, le daba al peleador
nicaragüense más gloria y respeto del que ya tenía, y es que no hay que ser muy
experto en boxeo, para saber que Román donde llegaba era la sensación, esa
forma de lanzar golpes toda la pelea, y de fulminar a sus rivales sin
compasión, lo hizo un púgil respetado en todo el mundo.
La primera defensa de este reciente cinturón, la realizaría
el 18 de marzo del 2017 en el Madison Square Garden de Nueva York, donde tanto el “Príncipe” Cuadras,
como el “Gallo” Estrada verían acción,
dos rivales que buscaban una revancha contra el centroamericano.
Para este combate, González llegaba
invicto en 45 peleas, mientras su rival, un desconocido tailandés llamado
Srisaket Sor Rungvisai, ostentaba un registro profesional de 42 victorias y 4
reveces, pero era conocido por ser un púgil con una buena pegada, tal vez solo
de esto debía cuidarse Román, lo demás era solo trámite para él.
Seguir ampliando su legado, ese era el
claro objetivo del “Chocolatito”, llegar a los 50 triunfos y rebasar el récord establecido por figuras como el "Finito" López
o Rocky Marciano, era lo que le faltaba para anotar su nombre entre los más
grandes de toda la historia.
La pelea contra el asiático, realmente
no despertaba mucho interés. Saber que ya el púgil tailandés había perdido con “Cuadras”
y que Román iba como favorito, le
quitaban sabor a la cosa, era preferible, decía mucha gente, darle la revancha
al mejicano, quien la merecía, y la estaba pidiendo desde la misma noche que
perdió.
Pero la reyerta ya estaba firmada,
todos preparados para ver otro lauro del campeón nicaragüense, quien al igual
que todos, estaba seguro de que ganaría, aunque él si era consciente de que
cualquier cosa podía pasar.
Y todo es todo se suele decir, todo es posible, incluso aquello que no está en el papel y que nadie ve venir, eso es posible también. Luego de una pelea mala y fea por parte del tailandés, quien no se cansó de repartir cabezazos toda la noche, los jueces iban a premiar sus ilegales acciones dentro del cuadrilátero, dándole el cetro supermosca del Consejo Mundial de Boxeo que era de Román, protagonizando así, un robo descarado en la propia cara del campeón.
La avalancha de críticas contra todos los organizadores de la cartelera no se hizo esperar, revancha inmediata pedía González y su equipo, y el Consejo Mundial de Boxeo, para lavarse las manos, la concedería de una vez.
El segundo combate entre estos púgiles
se realizaría el 17 de septiembre del mismo año, pelea en la que el
“Chocolatito” sería noqueado en cuatro asaltos por el tailandés.
En este punto, cualquiera podría decir
que González tuvo la oportunidad de recuperar su cinturón. Cualquiera diría que
el CMB fue justo porque dio revancha
inmediata, que al final de la historia, Román fue quien terminó fulminado por
errar su estrategia de pelea.
La verdad, es que hay que analizar los
hechos desde otro punto de vista, al nicaragüense lo robaron y eso no lo paga
nadie, una revancha no le iba a devolver el invicto. Estaba buscando llegar al 50-0 y nada lo iba a impedir, era el mejor por
lejos, pero una decisión extraña de gente que desde luego sabe que está
haciendo y las consecuencias que está acarreando, cambiaron el rumbo de esta
leyenda para siempre.
Aquí la cosa no es que Román perdiera
un combate, el invicto y el título, la cosa es que lo perdiera de verdad, no
que lo robaran en una contienda que ni si quiera debió existir. Hubo razones de
sobra para descalificar al rival y nadie dijo nada, en su defecto, la pelea
pudo declararse como no válida, pero esto tampoco ocurrió.
Al final, y luego de muchas críticas en su contra por lo sucedido, Román sigue siendo el gran “Chocolatito” de la gente, ha vuelto y es campeón del mundo otra vez, mientras Rungvisai reza para que el “Gallo” Estrada le dé la oportunidad de enfrentarlo otra vez, en un combate tóxico que desde luego, nadie anhela ver.
Es más profesionalismo lo que se le
pide a los que manejan estos combates de boxeo, no se pueden tomar decisiones a
la ligera porque sí, hay que entender que la gente paga para ver una pelea y
una decisión justa, no para ver cualquier combate artificial que ese día
quieran ellos vender.
Es tener un poco más de sensibilidad con la gente y los peleadores, mueven todo a su antojo y voluntad y nadie dice ni hace nada, rompen o crean récord a fuerza de mentiras disfrazadas de verdad, no entendiendo que están dañando carreras de personas que son iguales que ellos, son cosas que definitivamente, no pueden seguir así.
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